viernes, 27 de febrero de 2009

Ya estuvo, ¿no?

¿Se imaginan a un diputado o a un senador ganando el salario mínimo?, Mas que el deseo de unos cuantos de millones, parece un buen tema de cuento (por lo insólito), claro, que estos malos bichos ya tienen lana desde antes de ocupar el puesto, ya vienen con la intención de mejorar sus ganancias al servicio público(alevosía para sacar ventaja), así que para ellos 135,000 o 170,000 pesos al mes pues no lo sienten gran cosa.
Soñar no cuesta nada, pero adentrémonos en un mundo fantástico, en donde ese ser imaginario (un diputado o senador ganando el mínimo), tendría que ir y llevar a sus seres queridos al Seguro Social cuando se enfermaran, tendrían que transportarse a su trabajo en metro o en autobús (y no en esas lujosisimas carrozas blindadas), tendrían que caminar en las calles expuestos a ser atropellados o asaltados, a estar expuestos a los baches, a los cortes de agua, a ver la ciudad como en realidad es y no recién pintada, bacheada y con florecitas cuando se dignan visitar las calles y colonias.
Creen ustedes que ese ser fantástico aprobaría leyes que le perdonaran impuestos a los grandes corporativos?, ¿qué permitieran que las mineras, televisoras, telefónicas y bancos joderse a los demás?, pues claro que no, estarían del lado que deberían estar, representado a una mayoría.
Los políticos sólo son una bolita de gente, que ha secuestrado símbolos, el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial, instituciones políticas que los habitantes de las democracias hemos aceptado como poderes legítimos para que nos gobiernen, el problema no es aceptar esta regulación, sino que estos parásitos se han adueñado de los controles de mando del país para su propio beneficio, porque los demás somos muchos más; mujeres, hombres, ancianos, ignorantes, enfermos, empleados, hijas y profesionistas, somos más pero controlados por una banda de facciosos, que han demostrado no ser las mejores mentes para servir, sean del color que sean, azules, amarillos, tricolores o de otros colores mínimos.
Me recuerda aquella anécdota del elefante aquel al que le amarraron una pata a una estaca cuando era pequeño, la cual lo detenía mientras era de tamaño pequeño, pero cuando creció y fue capaz de arrancar la estaca no lo hizo, porque estaba acostumbrado a la idea de que una pequeña estaca lo detendría, así estamos, el problema no es la estaca, el problema no es tener instituciones, ni el pago de los impuestos, sino pensar que las mentiras que nos han dicho son verdad ¿Cómo hemos permitido que nos hagan esto?, sí, nos han convencido que los necesitamos, nos han hecho cómplices de sus malos manejos, no sé si ustedes han visto la película Sin City (original de Frank Miller y dirigida por Robert Rodríguez con Quentin Tarantino), en esta película hay un senador corrupto (disculpen la redundancia) que dice que la ciudad se mantiene con mentiras, el secreto de triunfar en la ciudad es hacer que todos simulen creer las mentiras y una vez que hayan aceptado o que simulen aceptar esas mentiras entonces son cómplices y están obligados (moral, económica, política, ideológicamente) a seguir el juego. Está claro que no los necesitamos, es decir, sí necesitamos representantes, pero no a ese hato de hipócritas y avariciosos, necesitamos verdaderos servidores públicos, gente honesta y preocupada por los demás, ¿Qué si hay mexicanos así?, claro que los hay, no dudo que ustedes conozcan a alguien que les gustaría tenerlo de representante. Creo que un cambio debe venir de esos poderes, quizás, posiblemente y a lo mejor, necesitamos usar sus mismas tácticas e infiltrar sus filas con gente honesta, que no tema perder los excesivos e injustificados privilegios de que gozan para comenzar a promover cambios en bien de todos.
Yo la verdad no le veo salida, si te quejas eres un inconforme, si agotas las instancias legales y te manifiestas o marchas eres un agitador, si haces paro eres un flojo y si te encabronas eres un terrorista, ¿otra revolución?, no estoy muy seguro de eso, matar no soluciona nada, pensar y proponer tampoco, actuar si, pero ¿cómo?

sábado, 21 de febrero de 2009

Sábado de fotos

La fotografía comparte con la literatura muchas de sus bondades y características, maneja un lenguaje, una sintaxis y hasta goza de la polisemia, pero también tiene sus propias formas y medios muy particulares de comunicar, por eso en esta ocasión voy a presentar un par de fotos que me han llamado la atención en estas dos semanas.

La primera de ellas ganó el conocido (que no quiere decir a fuerzas prestigioso) World Press Photo, el fotógrafo es Anthony Sau. No necesito explicarles que se trata de un policía gringo que ha entrado a una habitación en donde parece ser se han parapetado peligrosísimos gatilleros, pero no, la foto ganó el premio porque el poli va a desalojar a una familia de Ohio que no ha podido pagar la hipoteca, dudo, la verdad que a los super criminales defraudadores de Wall Street, a Madoff y a Stamford los vayan a buscar de esta manera. La verdad es que los vecinos no se la gastan tan mal a la hora de tratar con la gente que no tiene dinero, dondequiera se cuecen habas pues, y esto va para los que creen todavía que aquel es El país de la maravillas.



La segunda foto, la bajé de La Jornada digital, ustedes han de pensar que fue tomada en Gaza o uno de esos lugares que nos pregonan como muy violentos, en donde hay niños soldados y niños que desde pequeños se les acostumbra a estar en presencia de armas. Pero no, esta foto fue tomada este 19 de febrero, dia del ejército, en Tijuana, en la nota se hace énfasis (irónico, quiero creer yo) de que las armas están descargadas. Así pues, cabe preguntarnos: ¿Cuál es el mensaje pues?, ¿Que las armas no tienen nada de malo?, se los dejo a su criterio e imaginación(¿o debiera decir indignación?). Mejor que los niños se vayan a su casa a jugar Call of Duty o prendan la tele para ver Dragon Ball Z. Y luego se andan quejando, pues.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Mi hermano mayor de Alejandro Aura

No recuerdo si fue con Edwin Barrio(poeta mayor de letras menores) que comenté algunos versos y poemas de Alejandro Aura, a Edwin no le gustaban sus poemas, a mi me parecen extraordinarios, los dos teníamos la razón y a la vez ninguno, o como diría Fox, ambos cuatro, pues. Hace mucho que no veo a mi amigo, pero estoy seguro que ha cambiado de parecer, pues en ese entonces acabábamos de descubrir a Aura.
Desafortunadamente, Aura es conocido sólo por los que les gusta leer poesía y digo que es desafortunado porque a pesar de que no soy muy conocedor de la poesía por ser un cuentero empedernido, considero que su lírica es dulce y musical, lo cuál hace su lectura fácil y entretenida, también me gusta que aborda temas muy sencillos, esto es porque no quiero decir cotidianos.
Tristemente, Alejandro Aura, poeta, promotor cultural, dramaturgo y mexicano, falleció en la ciudad de Madrid, apenas el 30 de julio del año pasado. El poema que aquí transcribo lo tomé de una antología llamada Poemas de las cosas que no sucedieron, compilado por Mariángeles Comesaña y editado por Alforja, Arte y literatura en el 2006.


MI HERMANO MAYOR.
Alejandro Aura.

Yo tenía un hermano mayor;
era siempre cinco años más amable y más sereno;
quería un escritorio y un caballo
y una manera nueva de contar los sueños
y una mina de azúcar, de seguro.
Le gustaba leer y razonaba,
a veces era tierno con las cosas
pero yo nunca vi que fuera un niño.
Era un hermano mayor con todo su traje azul marino,
con toda su camisa blanca blanca.
Yo tenía un hermano mayor
de pie sobre la luz;
me daban miedo las calles en la noche
y el corredor oscuro de la casa,
me daba miedo estar a solas con mi abuela,
pero tenía un hermano mayor
sobre la luz cantando.
Mi hermano mayor también era un fantasma,
una calavera, dientona,
una carcajada de monje a media noche.

Mi hermano era un muchacho blanco y sin anginas.
Por eso nunca nos comimos juntos
ninguna jícama del camino
ni rompimos du guasa los vidrios de las ventanas
ni nada que yo recuerde hicimos juntos.
Ni jugamos ni fuimos enemigos.
Éramos buenos hermano, como dicen
se habló de inteligencias y de escobas,
se discutió sobre los pantalones cortos y las hostias
y el carrito con ruedas de patines;
Se supo y se dijo que mi modo era grosero
y mi cabello oscuro.
Hace cinco años se casó mi hermano.
El que se casa pobre
tiene que andar cuidando su manera de contar estrellas,
tiene que andar despierto y trabajando, que remedio.
Se tiene que acabar de cuajo con los sueños, dicen.
Porque vienen los hijos, la suegra, los cuñados,
y lo dicen, aquello de los sueños, sin decoro,
sin tocarse la vena, sin énfasis ni estilo,
como el que dice que no sabe de dónde viene el hombre.
Hace cinco años que no crece ya mi hermano.

Mi hermano,
mi hermanito menor, mi consentido.

sábado, 14 de febrero de 2009

Convocatoria: Primer Congreso Binacional de Estudiantes de Literatura


La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
a través de la Licenciatura en Literatura Hispanomexicana y la Maestría en Cultura e Investigación Literaria
CONVOCA
al Primer Congreso Binacional de Estudiantes de Literatura (COBIEL)con el tema central“Generación de Medio Siglo en México ”
el cual se llevará a cabo el 9, 10 y 11 de septiembre de 2009 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Perfil de los ponentes: estudiantes de literatura o carreras afines con trabajos acerca de las siguientes temáticas:
-Literatura latinoamericana y del Caribe
-Literatura norteamericana
-Literatura clásica
-Literatura europea
-Estudios culturales
-Análisis de textos
-Literatura comparada
-Estudios multidisciplinarios
-Teoría y crítica literaria
-Estudios semióticos y lingüísticosSe recibirán trabajos creados expresamente para el congreso o trabajos inéditos realizados para otros fines.Los trabajos deberán enviarse dentro del margen de las fechas que se estipulen.La lectura de la ponencia no deberá rebasar los 15 minutos y deberá ser leída por su autor.Las ponencias deberán estar escritas en español, presentar estructura y metodología básica y tener las siguientes características:a) extensión de 8 a 10 cuartillas (sin contar bibliografía)b) formato de doble espacioc) tipografía Times New Romand) tamaño de letra 12 puntosDeberá enviarse la ponencia completa con su abstract o resumen a la dirección: primercobiel@gmail.com con el asunto PONENCIA. En el cuerpo del mensaje se deberá incluir:a) título de la ponenciab) nombre completo del autorc) institución a la que perteneced) requerimientos para la exposición (proyector, cañón, etcétera)
El dictamen del comité organizador se emitirá tres días después de la recepción de la ponencia.La presente convocatoria queda abierta desde la fecha de su publicación hasta el 31 de julio de 2009.Los casos no previstos en esta convocatoria serán resueltos por el comité organizador.

jueves, 12 de febrero de 2009

Discurso íntegro de Denisse Dresser en el Foro “México ante la Crisis”

Denisse Dresser, escritora y periodista que muchos de ustedes han de conocer y preferir, pronunció este discurso en el foro mencionado en el título, estoy de acuerdo con muchas de las ideas y propuestas de la doctora, pero estar de acuerdo no arregla nada, así pues ¿Qué vamos a hacer ahora que está a punto de cargarnos la chinita? De cualquier forma, leer el discurso es una delicia, se los dejo pues.

México es un país privilegiado.

Tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras.
Pero a pesar de ello, la pregunta perenne sigue siendo: ¿por qué no crece a la velocidad que podría y debería? ¿Por qué seguimos discutiendo este tema año tras año, foro tras foro?
Aventuro algunas respuestas, y les pediría que me acompañaran en un ejercicio intelectual, recordando aquel famoso libro de Madame Calderón de la Barca llamado "La vida en México", escrito en el siglo XVII, en el cual intenta describir las principales características del país.
Si Madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendría que cambiarle el título a "Oligopolilandia". Porque desde el primer momento en el que pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política dusfuncional, con problemas que la crisis tan solo agrava.
Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo; se vería asediada por maleteros que controlan el servicio; tomaría un taxi de una compañía que se ha autodecretado un aumento de 30 por ciento en las tarifas, y si tuviera que cargar gasolina, lo haría sólo en Pemex.
En el hotel habría 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en otros lugares que ha visitado.
Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situación, pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.
Para entender la situación en la que se encuentra, tendría que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos días: no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente; o tendría que ller el libro "Good Capitalism/Bad Capitalism", que explica por qué algunos países prosperan y otros se estancan; por qué algunos países promueven la equidad y otros no logran asegurarla.
La respuesta se encuentra en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulación e innovación. La clave del éxito -o el fracaso- se halla en el modelo económico: en la decisión de promover el capitalismo de Estado o el capitalismo oligárquico o el capitalismo de las grandes empresas o el capitalismo democrático.
Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina crony capitalism: el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.
Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía- que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México -inmerso en la crisis- está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican.
Al capitalismo en el cual las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios más baratos para los consumidores. Para los ciudadanos.
Hoy, México carga con los resultados de esfuerzos fallidos por modernizar su economía durante los últimos 20 años.
Las reformas de los 80 y 90 entrañaron la privatización, la liberalización comercial.
Pero esas reformas no produjeron una economía de mercado dinámica debido a la ausencia de una regulación gubernamental eficaz, capaz de crear mercados funcionales, competitivos.
En vez de transparencia y reglas claras, prevaleción la discrecionalidad entre los empresarios que se beneficiaron de las privatizaciones y los funcionarios del gobierno encargados de regularlos.
Las declaraciones de Agustín Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía, son bienvenidas. Lamentablemente, se dan 18 años tarde. Y allí están los resultados de reformas quizás bien intencionadas, pero mal instrumentadas: una economía que no crece lo suficiente, una élite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo económico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay.
Hoy, México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes en el mercado que inhiben un terreno nivelado de juego.
Una red descrita en el famoso artículo de la economista Anne Kruege: "The Political Economy of the Rent-Seeking Society" ("La Economía Política de la Sociedad Rentista").
Una red que opera a base de favores, concesiones y protección regulatoria que el gobierno ofrece y miembros de la cúpula empresarial exigen como condición para invertir.
¿Quién? Alguien como el dueño de una distribuidora de maíz o el concesionario de una carrera privada o el comprador de un banco rescatado con el Fobaproa o el principal accionista de Telmex o el operador de una Afore.
Estos actores capturan rentas a través de la explotación o manipulación del entorno económico en lugar de generar ganancias legítimas a través de la innovación o la creación de riqueza.
Y los consumidores de México contribuyen a la fortuna de los rentistas cada vez que pagan la cuenta telefónica. La conexión a Internet. La cuota en la carretera. La tortilla con un precio fijo. La comisión de las Afores. La comisión por la tarjeta de crétido. Ejemplo tras ejemplo de rentas extraídas através de la manipulación de mercado.
Y el rentismo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía que -ante el imperativo de la competitividad- necesita disminuirlos.
Para extraer rentas, los "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben la innovación y, por ende, el aumento de la productividad.
Estos cuellos de boetella inhiben el crecimiento de México en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, y son una razón clave detrás de la persistente desigualdad social, como lo sugiere el reporte dle Banco Mundial sobre México titulado: "Más allá de la polarización social y la captura del Estado".
La concentración de la riqueza y del poder económico entre esos "jugadores dominantes" con frecuencia se traduce en ventajas injustas, captura regulatoria y políticas públicas que favorecen intereses particulares.
Peor aún, convierte a representantes del interés público -muchos de los diputados y senadores sentados aquí- en empleados de los intereses atrincherados. Convierte al gobierno en empleado de las personas más poderosas del país.
Y lleva a las siguientes preguntas: ¿Quién gobierna en México? ¿El Senado o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los vericuetos del proceso legislativo? ¿La Secretaría de Comunicaciones y Transportes o Unefon? ¿La Comisión Nacional Bancaria o los bancos que se rehúsan a cumplir con las obligaciones de transparencia que la ley les exige? ¿ La Secretaría de Eduación Pública o Elba Esther Gordillo? ¿La Comisión Federal de Competencia o Carlos Slim? ¿Pemex o Carlos Romero Deschamps? ¿Ustedes o una serie de intereses que no logran contener?
Porque ante los vacíos de autoridad, la captura regulatoria y las decisiones de política pública que favorecen a una minoría, la respuesta parece obvia.
México hoy padece lo que algunos llaman "Estados dentro del Estado", o lo que otros denominan "una economía sin un gobierno capaz de regularla de manera eficaz". Eso -y no la caída de la producción petrolera- es lo que condena a mëxico al subdesempeño crónico.
Una y otra vez, el debate sobre cómo promover el crecimiento, cómo fomentar la inversión y cómo generar el empleo se encuentra fuera de foco.
El gobierno cree que para lograr estos objetivos, basta con tenderle la mano al sector privado para que invierta bajo cualquier condición. Y el sector privado, por su parte, piensa que la panacea es que se le permita participar en el sector petrolero, por dar un ejemplo.
Pero ésa es sólo una solución parcial a un problema más profundo. El meollo detrás de la mediocridad de México se encuentra en su estructura económica y en las reglas del juego que la apuntalan.
Una estructura demasiado top heavy o pesada en la punta de la pirámide; una estructura oligopolizada donde unos cuantos se dedican a la extracción de rentas; una estructura de complicidades y colusiones que el gobierno permite y de la cual también se beneficia.
Claro, muchos de los miembros del gobierno de Felipe Calderón, y muchos de los presentes en este foro, hablarán de crecimiento como una prioridad central.
Pero más bien lo perciben como una variable residual. Más bien parecería que buscan -y duele como ciudadana reconocerlo- asegurar un grado mínimo de avance para mantener la paz social, pero sin alterar la correlación de fuerzas existente. Sin cambiarl la estructura económica de una manera fundamental.
Y el problema surge cuando ese modelo comienza a generar monstruos; cuando ese apoyo gubernamental a ciertas produce monopolios, duopolios y oligopolios que ya no pueden ser controlados; cuando las "criaturas del Estado" -como las llamal Moisés Naim- amenazan con devorarlo.
Sólo así se entiende la devolución gubernamental de 550 millones de dólares a Ricardo Salinas Pliego, por interses supuestamente mal cobrados, un día antes del fin del sexenio de Vicente Fox.
Sólo así se entiende el comunicado lamentable de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes hace un año celebrando la alianza entre Telemundo y Televisa, cuando en realidad revela una claudicación gubernamental ante la posibilidad de una tercera cadena.
Sólo así se comprende que nadie levante und edo para sancionar a TV Azteca cuando viola la ley al rehusarse a transmitir los spots del IFE o se apropia del Cerro dle Chiquihuite.
Sólo así se entiende la aprobación de la llamada "Ley Televisa" por la Cámara de Diputados y la de Senadores en 2006.
Sólo así se entiende la posposición ad infinitum en el Senado de una nueva ley de medios para promover la competencia en el sector.
Sólo así se comprende que la reforma de Pemex deje sin tocar el asunto del sindicato.
Sólo así se entiende la posibilidad de dar entrada a Carlos Slim a la televisión sin obligarlo a cumplir con las condiciones de su concesión original.
Síntomas de un gobierno ineficaz. Señales de un gobierno doblegado. Muestras de un gobierno coludido.
Con efectos cada vez más onerosos y cada vez más obvios que la crisis pone en evidencia, porque no logramos reformarnos a tiempo.
Mucha riqueza, pocos beneficiarios. Crecimiento estancado, país aletargado. Intereses atrincherados, reformas diluidas. Poca competencia, baja competitividad. Poder concentrado, democracia puesta en jaque. Un gobierno que en lugar de domesticar a las critaturas que ha concebido, ahora vive aterrorizado por ellas.
¿Cuáles son las consecuencias del mal capitalismo mexicano? Donde las élites tradicionales son fuertes, la gobernabilidad democrática es poco eficaz, los partidos políticos tienden a ser minimalistas.
En México, el incrementalismo de la política pública puede ser atribuido a élites tradicionales que usan su poder para bloquear reformas que afectan sus intereses, o asegurar iniciativas que protejan su situación privilegiada.
Si ustedes verdaderamente quieren que México crezca, tendrán que crear la capacidad de regular y reformar en nombre del interés público.
Tendrán que mandar señales inequívocas de cómo van a desactivar esos "centros de veto" que están bloqueando el crecimiento económico y la consolidación democrática: Los monopolistas abusivos, los sindicatos rapaces, las televisoras chantajistas, los empresarios privilegiados y sus aliados en el gobierno.
Si ustedes verdaderamente quieren que México prospere, tendrán que tomar decisiones que desaten el dinamismo económico, que fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a construir mercados, que promuevan la competencia y, gracias a ello, aumenten la competitividad.
En pocas palabras, usar la capacidad del Estado para contener a aquellos con más poder en el gobierno, con más peso que el electorado, con más intereses que el interés público.
¿Qué hacer? Los conmino a leer textos tan influyentes como "The Growth Report" y "The Power of Productivity".
A estar conscientes de lo que todo país interesado en crecer y competir debe hacer para lograrlo.
A saber que ello requiere una economía capaz de producir bienes y servicio de tal manera que los trabajaodres puedan ganar más y más.
A entender que ello se basa en la expansión ráída del conocimiento y la innovación; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en técnicas que aumentan la productividad de manera constante.
A reconocer que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado.
A entender que esa tarea del gobierno -a través de lar egulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores.
A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores de crecimiento, las empresas protegidas y/o monopólicas terminan estrangulándolo.
En pocas palabras, la competitividad -factor indispensable para atraer la inversión y con ella remontar la crisis, como sugería Sanguinetti- Está vinculada a la competencia.
El crecimiento económico está ligado a la competencia. La innovación y, por ende, el dinamismo y la creacion de empleos se desperenden de la competencia.
La inversión que se canaliza hacia nuevos mercados y nuevas oportunidades es producto de la cometencia. No es una condición suficiente pero sí es una condición necesaria. No bastará por sí misma para desatar el crecimiento, pero sin ella jamás ocurrirá, por más dinero público que se inyecte a la economía mediante políticas contracíclicas.
Y, ¿cómo empezar a empujar eso? Con una tercera cadena de televisión; con el fomento de la competencia en banda ancha a través de la red de la Comisión Federal de Electricidad; con el fortalecimiento de los órganos regulatorios, con la sanción a quienes violen los términos de su concesión; con la reación de mercados funcionales, como ya se logró con las aerolíneas de bajo costo; con medidas que se empiecen a desmantelar cuellos de botella y a domesticar a esas "criaturas del Estado".
Tiene que ver con la inauguración de un nuevo tipo de relación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
Porque si la clase política de este país no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a México al subdesempeño crónico. Lo condenará a seguir siendo un terreno fértil para los movimientos populares contra las instituciones; un país que cojea permanentemente debido a las instituciones políticas que no logra remodelar; los monopolios públicos y privados que no logra desmantelar; las estructuras corporativas que no logra democratizar.
Será lo que Felipe Calderón llama "un país de ganadores" donde siempre ganan los mismos.
Un lugar donde muchas de las grandes fortunas empresariales se construyen a partir de la protección política, y no de la innovación empresarial.
Un lugar donde el crecimiento de los últimso años ha sido menor que en el resto de América Latina debido a los cuellos de botella que los oligopolios han diseñado, y que sus amigos en el gobierno les ayudan a defender.
Un lugar donde las penurias que Madame Calderón de la Barca enfrentó con los aeropuertos, los maleteros, los taxis, las gasolineras, la telefonía y la televisión son las mismas que padecen millones de mexicanos más.
Ese consumidor sin voz, sin alternativa, sin protección. Ese hombre invisible. Esa mujer sin rostro.
Esa persona que paga -mes tras mes- tarifas telefónicas más altas que en casi cualquier parte del mundo.
Esa compañía que paga -mes con mes- servicios de telecomunicaciones que elevan sus gastos de operación y reducen sus ganancias.
Miles de personas con comisiones por servicios financieros que no logran entender, con cobros inusitados que nadie puede explicar, parados en la cola de los bancos. Allí varados. Allí desprotegidos. Allí sin opciones. Allí afuera.
Víctimas de un sistema económico disfuncional, institucuionalizado por una clase política que aplaude la aprobación de reformas que no atacan el corazón del problema.
Presidentes, secretarios de Estado, diputados, senadores y empresarios que celebran el consenso para no cambiar.
Aunque se agradece que este foro finalmente acepte la magnitud de la crisis, si de aquí no surgen medidas concretas para mirar más allá de la coyuntura, revelará nuevamente nuestra incapacidad para encarar honestamente los problemas que México viene arrastrando desde hace décadas.
Revelará la propensión de los sentados aquí a proponer reformas aisladas, a anunciar medidas cortoplacistas, a eludir las distorsiones del sistema económico, a instrumentar políticas públicas a pedacitos, para llegar a acuerdos que sólo perpetuan el statu quo.
Mientras tanto, la realidad acecha a golpes de 327 mil despedicos, crecimiento negativo, el lugar 60 de 134 en el ïndice Global de Competitivdad y una nación que dice reformarse mientras evita hacerlo.
México no crece por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder. Ni más ni menos.
Por las reglas discrecionales y politizadas que rigen a la república mafiosa, a la economía "de cuates".
Por la superviviencia de las estructuras corporativas que el gobierno creó y sigue financiando.
Por un modelo económico que canaliza las rentas del petróleo a demasiadas clientelas.
Por un sistema político que funciona muy bien para sus partidos pero muy mal para sus ciudadanos. Un sistema de W"extracción sin representación".
Creando así un país poblado por personas obligadas a diluir la esperanza; a encoger las expectativas; a cruzar la frontera al paso de 400 mil personas al año en busca de la movilidad social que no encuentran aquí; a vivir con la palma extendida esperando la próximoa dádiva del próximo político; a marchar en las calles porque piensan que nadie en el gobierno los escucha; a desconfiar de las instituciones; a presenciar la muerte común de los sueños porque México no avanza a la velocidad que podría y debería.

lunes, 9 de febrero de 2009

Innominada

En esta ocasión voy a transcribir un cuento del doctor Ricardo Marcos Serna que tuvo a bien enviarme. Es médico de profesión que se distrae con la literatura y además es hijo adoptivo de Ciudad Juárez, ya que vio las primeras luces en la Ciudad de México.
Ricardo es explorador asiduo de los senderos literarios y es un gusto para mí publicar este breve texto que aprovechando la falta de un feliz descubrimiento podemos presumir que es inédito. Espero lo disfruten.


Innominada
Un día desperté con ganas de hacer una obra literaria contundente. Ya sabe, nada de esas compilaciones de tribulaciones y quejas que algunos escritorzuelos pretenden colocar en la boca de los iluminados y las manos de los lectores, sino un profundo análisis literado de la realidad de (aquí va el tema que usted decida), desmenuzada a la luz de las teorías literarias rectoras del hoy.
Ya decidido el tema del ensayo en cuestión, de la novela corta o cuento largo que hemos elegido para escribir hoy, debemos buscarle un título, nos decimos el yo que escribe y el que decidió que podía escribir. Algo lapidario, como La situación intelectual del Latinoamericano, o Qué es la ilustración en la filosofía de la Historia o, cuando menos, El olvido está lleno de memoria, cada uno de los anteriores, ejemplo del quehacer del escritor real.
Pero fue aquí dónde quedé estancado: mi impulso inicial fue que el tema de la obra estuviera en función del título.
Qué crueles desplantes nos hace la realidad.