miércoles, 22 de abril de 2009

Libro peligroso

Pues mucho revuelo ha causado que el presidente Hugo Chávez le haya regalado a Obama el libro Las venas abiertas de América Latina, una oleada de críticas está cayendo aún sobre el presidente de Estados Unidos, ex-embajadores y ex-asesores de fichitas como Ronald Reagan y George W. Bush, las críticas se centran en que no debió aceptar el libro, ni saludar a Chávez ni mostrarse tan conciliador porque rebaja la autoridad de los norteamericanos.
Yo la verdad no confío en los políticos, pero ni tantito, para es una mera estrategia del Obama, quien solamente trae una máscara risueña, pero trae la misma espada en la espalda que traían sus antecesores.
El adjetivo que ha recibido este libro es el de peligroso (asi es, Mufasa estaría miándose de miedo), algunos políticos norteamericanos incluso han calificado a Eduardo Galeano de escritor desconocido, afirmación de gran hilaridad que me animara a escribir esta columna en vez de contarles el asalto del que fui sujeto hace dos día, pero ya se los platicaré después porque ahora sigo muy encabronado.
Bueno, les decía que el libro de Galeano (desconocidísimo autor) es considerado "pelibroso" como todos diría yo, ¿Cuántas veces a lo largo de la historia los libros han sido considerados así?, infinidad diría yo.
El libro no es nuevo, lo publicó el uruguayo en 1971 y en él documenta la relaciones ventajosas de Europa y Estados Unidos con América Latina, por eso es considerado de tal forma por empresarios y políticos de las potencias industriales y militares.
Galeano es un escritor bastante conocido, el calificativo de desconocido sólo lo pueden dar personajes de la talla de George Bush Jr, de quien se conoce su manifiesta aversión a los libros en la misma medida que su gusto por el alcohol.
Los libros de Galeano no son fáciles de encontrar, aparte son caros pues son editados por casas como Siglo XXI, que, como sabemos es una editorial "cariñosa $$". Les dejo una nota de La Jornada Digital:

jueves, 16 de abril de 2009

Viejito, pero todavía hace reír.

Me llegó por email este chiste, que la verdad ya tenía rato qu andaba rebotando por ahí, se los dejo por acaso algun(a) despistad@ no lo había leído. También dejo una caricatura de Helguera parodiando lo de las maniobras conjuntas y Burguer King:

En un avión....De repente el Presidente Calderón dice: - Voy a lanzar un billete de 500 para hacer feliz a una familia!
Peña Nieto le corrige y dice: - Señor Presidente, mejor lance 5 billetes de 100 y así hace feliz a 5 familias
En eso Marcelo Ebrard para no quedarse atrás dice: - En ese caso, lance 10 billetes de 50 y así hace feliz a 10 familias!
Finalmente Lopez Obrador: - No!!, aviente 25 billetes de a 20 y serán felices 25 familias!!!!!!!!! En eso voltea el piloto y les dice:

¡¡¡Y PORQUE MEJOR NO SE LANZAN LOS CUATRO A CHINGAR A SU MADRE Y HACEN FELIZ A TODO EL PAIS!!

martes, 14 de abril de 2009

¿una hamburguesa?

Me acuerdo que cuando yo era estudiambre de ingeniería, había frente a la escuela un local de una cadena de restaurantes que vendían tortas, las que la verdad estaban buenísimas, me acuerdo que había una de milanesa con quezque queso oaxaca, una especie de queso plástico que venía enrollado como chongo, pero que estaba bien bueno, porque lo servían así como quemadito a la plancha.
La cadena ésta tenía buena venta, siempre estaba lleno y con frecuencia había que esperar a que se desocupara una mesa.
Sin embargo, llegó un día, en que un repartidor de este restaurante fue atropellado por un tipo (con lana) que resultó ser amigo del dueño del restaurante, así pues, atropellador y dueño se pusieron de acuerdo y dejaron desamparado al chavo que manejaba la motocicleta, me acuerdo que aparte de que estaba lastimado también fue despedido. Los alumnos de ese entonces nos organizamos (eran otros tiempos) y dejamos de consumir en el restaurate, no sólo el que estaba frente a la escuela, si no en todos los de la ciudad, yo jamás volví a ese restaurante, pero sólo siguió abierto seis meses más, luego lo cerraron y creo que ahi pusieron una papelería. No lo recuerdo bien, parece que al repartidor finalmente si lo indemnizaron, pero el dueño del negocio lo hizo muy tarde.
Esta anécdota me rebotó en la memoria cuando ví el cartel de Burguer King, el que promociona una nueva hamburguesa que se llama Texican Whopper, la cual, como pueden ver en la gráfica, es bastante obvio.
Yo creo que a los vecinos hay que enseñarles modales, y como los vecinos aman el dinero por sobre todas las cosas, pues yo creo que debemos darles un pequeño castigo dejando de consumir sus productos, que dicha la verdad de repente se antojan, al igual que también se antoja un lugar agradable donde entretener a los niños, sin embargo, creo que podemos hacer un pequeño esfuerzo y comprar las hamburguesas en otro lado y llevar a los niños a otra parte, no dudo que haya gente que le valga, pues yo mesmo conozco personas que casi de diario llevan a los niños al Burguer King y les organizan sus fiestas y todo el rollo. Pero creo que es necesario un escarmiento en este casi y me parece que sería mejor comprar la hamburguesa en algún negocio mexicano, ¿no creen?
Aquí hay algo de información al respecto:

lunes, 6 de abril de 2009

¿Y luego?

¿Alguien sabe que pasó con lo siguiente?

1.- ¿Con el concurso del trámite más inútil? ya sé que hubo ganador. pero, ¿se resolvió?, ¿cambió algo?

2.- ¿Y quien se ganó las Hummers que iba a regalar, digo, rifar Elba Esther?

Si alguien sabe, por favor me ilumine

viernes, 3 de abril de 2009

Ante la Ley

En la antología Cuentistas judíos que Ilán Stavans realizó, me encontré este cuento que parece escrito para el México de hoy, el cuento es de Franz Kafka y está hecho con esa ironía medio macabrona que caracteriza a este autor, hay que tener presente que el checo vivió entre 1883 y 1924, pero parece que el cuento fuera escrito hoy mismo en México.




Ante la ley.
Franz Kafka

Ante las puertas de la ley hay un guardián.
Un campesino se llega hasta este guardián y le pide le permita entrar en la ley, pero el guardián le dice que por ahora no se lo puede permitir.
El hombre reflexiona y entonces pregunta si podría entrar después.
—Es posible —dice el guardián—; pero no ahora.
La apuerta de entrada a la ley está abierta como siempre. Eln guardián se hace un lado. El hombre se agacha para mirar hacia adentro. Cuando el guardián lo advierte se ríe y dice: —Si tanto te atrae intenta estrar a pesar de mi prohibición. Soy poderoso, y soy solamente el último de los guardianes, pero ante la puerta da cada una de las sucesivas salas hay guardianes siempre más poderosos; yo mismo no puedo soportar la vista del tercer guardián.
El campesino no había previsto semejantes dificultades: pensaba que la ley debía ser siempre asequible para todos pero al contemplar ahora más detenidamente al guardián anfundado en su abrigo de pieles, su enorme nariz respingada, su barba tártara, rala, larga y negra, opta por esperar hasta que se le otorgue permiso para entrar.
El guardián le da un banquito y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí el hombre se queda sentado días y años. Se esfuerza de distintas maneras en conseguir que se lo deje entrar y fatiga con sus súplicas al guardián; éste le hace a veces pequeños interrogatorios; le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes como las que suelen hacer los grandes señores, y el final siempre le dice que todavía no lo puede dejar entrar. El hombre, que se ha venido bien pertrechado para el viaje, lo emplea todo, por ma's valioso que sea, en sus intentos de sobornar el guardián. Este acepta todo, es verdad, pero diciéndole siempre: —Lo acepto solamente para que no pienses haber omitido algún esfuerzo.
Durante los muchos años que fueron pasando, el hombre estuvo mirando casi ininterrumpidamente al guardián. Se olvidó de los otros guardianes, y éste le parecía el único obstáculo para entrar en la ley. Maldice la mala suerte, los primeros años en forma desconsiderada y voz alta; después, a medida que va envejeciendo, sólo emite unos leves murmullos. Cae en infantilismo, y como en la atención que durante años a dedicado al guardián ha llegado a distinguir hasta los piojos que tiene en su cuello de piel, también pide a los piojos que ayuden y persuadan al guardián. Finalmente empieza a perder la vista y no sabe si realmente se está poniendo más oscuro a su alrededor o es solamente que sus ojos lo engañan. Pero ahora distingue por cierto un resplandor que, inextiinguible, sale por la puerta de la ley. Cercana ya su muerte, reúne mentalmente todas las experiencias que ha recogido durante todo este tiempo en un pregunta que hasta ahora no había hecho al guardián; le hace señas que se acerque ya que no puede enderezar más su cuerpo que se está paralizando. El guardián tiene que agacharse mucho ante él ya que la diferencia de sus estaturas se ha pronunciado mucho en desmedro del hombre.
—¿Que más quieres saber todavía? —pregunta el guardián—. Eres insaciable.
—Todos tienden a la ley —dijo el hombre—. ¿Como es que durante tantos años nadie exepto yo ha pedido que se lo deje entrar?
El guardián se da cuenta de que el fin del hombre está cerca, y para hacerse entender por esos oídos que ya casi no funcionan, se le acerca y le ruge:
—A nadie se le habría permitido el acceso por aquí, porque esta entrada estaba destinada exclusivamente para ti. Ahora voy y la cierro.