La película en sí es chafiruleca (Jack Black no se distingue precisamente por hacer buen cine), sin embargo te las pasas zurrándote de la risa, esto quiere decir que es divertida, también me gustó que se haya filmado en Villa de Etla, en mi natal Oaxaca.
Como decía, la película en sí no tiene mayores pretensiones, sin embargo, lo que subyace a ella si es importante, y es que pretendidamente es un homenaje a Sergio Gutiérrez Benítez, sacerdote de la orden de los escolapios (a quienes también tengo que agradecer parte valiosa de mi educación) quien en los años 70 ganó cierta notoriedad por sostener un albergue para niños sin hogar con lo que ganaba en la lucha libre, en ese entonces fue conocido como Fray Tormenta, quien como decía, participaba en los eventos de lucha libre llegando hasta hacerse profesional, tuvo muchos seguidores, ya que simpatizaba con la gente por su labor altruista.
Al parecer, Gutiérrez ha fundado ya toda una cadena de albergues en su natal Hidalgo y en un reportaje por ahí leí que de esos albergues han salido contadores, técnicos, abogados y creo que hasta un sacerdote.
Debo reconocer, (a mi pesar) de que no todos los elementos de la iglesia católica son Onésimo Cepeda, Norberto Rivera, Monseñor Prigione (¿o Pillone? ), Marcial Maciel o José de Jesús Sandoval González, algunos de ellos deveras practican lo que predican, como el personaje que hoy nos ocupa. Fray Tormenta, merece todos los homenajes, aunque sean de Jack Black, también hay una película francesa con Jean Reno que se llama El hombre de la máscara de oro, creo que por allá de 1990, la gringa es del 2006, la francesa no la he visto, pero seguramente está mejor.
Cuenta la publicación ESTO, que Sergio Gutiérrez, vive en una humilde casa en Hidalgo, padece diabetes y achaques propios de sus casi 70 años, creo que es de esas personas que cuando les llegue la hora, podrán irse en paz.
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