Haciendo un poquito de historia, contaré que a Víctor lo conocí en Ciudad Juárez, creo que en el 2004, no recuerdo el mes, nomás me acuerdo que hacía un hingo de calor, como suele pasar en juaritos. Bueno, sucedió que hay un local de revistas cuyo dueño no conozco, pero sé que apoya a escritores noveles para exponer y expender sus obras. En esa ocasión, andaba buscando en dicha revistería no sé si El mil chistes o El Leviatán de Hobbes, el caso es que se me acerca Víctor y me pregunta si ya había leído su libro.
Entablamos una agradable charla, Víctor, periodista de larga trayectoria tiene ese don que permite retener la atención de sus interlocutores por un buen tiempo. Compré el libro, ya que él era el autor y aunque la temática era medio trillada, la bacteria de la curiosidad produce harta comezón.
Muchas críticas recibí por haber adquirido ese libro, alguno que otro me lo desrecomendó. Para sacarme la espina lo leí y en efecto, el libro por si no es extraordinario, es una narración lisa, que cuenta, eso si, una historia extraordinaria, carece de poesía, pero no de vida, tiene el don de hacer memorables a sus personajes gracias al sentimiento, aún ahora, después de casi seis años tengo fresco el recuerdo de este libro. Alguna vez comenté ese libro con un par de literatos cuyas opiniones respeto y valoro y éstas fueron adversas para el libro. Por alguna razón desconocida, cuyo germen se haya en la solidaridad tomé la defensa del texto, ya que pienso que vale la pena leerlo.
Hace tiempo me enteré de que Vicente Leñero leyó el libro y lo adaptó a guión cinematográfico y se hizo una película, no he visto la película, pero si sé quienes son los actores y actrices y la verdad no me gustaron para interpretar a los personajes de la novela, pero sólo eso.
He querido contar esta historia porque los libros son como las personas, nunca sabes donde te los vas a encontrar, al autor, al libro o a los personajes, aún después de los años, vas por la vida y crees haber hallado a La Maga, a La Cata, Don Juan (el diablo o el galán) o Ignatius J Reilly, de igual forma, algunos libros y personajes nos acompañan en viajes o en sentimientos, e indudablemente, la asociaciones quedan impresas en nuestro subconsciente.
En fin, parece que le está yendo bien a Víctor, yo tengo una segunda edición de Mujer Alabastrina, sé que hay una tercera y espero que ya hasta una cuarta, larga vida pues a Mujer Alabastrina y los mejores deseos para Víctor donde quiera que esté.
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