viernes, 23 de enero de 2009

Aquí comienza la noche interminable

Lo prometido es deuda, quisiera poder incluir todo el libro AQUÍ COMIENZA LA NOCHE INTERMINABLE de Édgar Rincón Luna, pero incurriría en un acto de plagio y quizás hasta de piratería y ya saben lo que piensa mi religión de la rica y placentera piratería. Solamente voy a incluir un texto que viene a manera de prefacio (que no tiene título) y el poema OTRA VOZ.

Prefacio

A quién le corresponderá morir mientras escribo
A quién
-mientras la vida me abraza amable-
le tocará un disparo por accidente o con propósito
Quién
-mientras digo- es la noche esta calle cruzas
dirá lo mismo como algo último
Quién mientras me pregunto quién
mientras escribo esto
estará pidiendo que algo se detenga

Otra voz

Tal vez
Si en otra voz me encontrara
quizá mi nombre, mis palabras
y si en esa otra boca
no sólo existiera el hilo que me separa del sueño
o la tortuosa herrumbre de mis pasos
o de los barcos en mi mano el humo anclado
sino el otro extremo de mi sombra
-el del llanto aprisionado por el polvo
donde el olvido construye habitaciones
para guardar el filo del dolor inmenso-

me encontraría
doblemente solo

Estos textos fueron publicados en el año 2000 por el CONACULTA y el volumen que tengo entre mis manos fue publicado por El fondo editorial Tierra Adentro.
Édgar Rincón Luna nació en Ciudad Juárez en 1974, he tenido el gusto de conocerlo en persona, aunque lo he tratado menos que lo que yo hubiera querido, Alberto y Aboytia me han contado algunas historias de él muy interesantes por cierto, sin embargo, creo yo que es un poeta que no se ha dado cuenta que lo es o que no quiere darse cuenta, camina por ahí sin que nadie sospeche lo que su pluma hace, es más, no tiene pinta de poeta, dicen algunas lenguas que gustan de paladear alcohol barato (cerveza Estrella, pues), que el poemario que ganó el Premio Aguascalientes lo encontró su esposa en el tacho de la basura, sacó los poemas y le gustaron tanto que los envió al concurso, he leído algunos poemas sueltos de él y me parecen extraordinarios casi todos, dicen esas mismas y malas lenguas que hay por ahí, entre algunas carpetas, muchos, muchisimos más poemas en los que jamás se han posado ojos profanos.

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