miércoles, 1 de diciembre de 2010

El almuerzo desnudo

Hacía tiempo que había comprado la edición de Anagrama de El almuerzo desnudo de William Seward Burroughs. Aquella vez intenté leerlo pero definitivamente no pude pues me pareció un tanto confuso. Entonces me di cuenta que hay niveles de lectura, o mejor dicho niveles en la comprensión de la lectura . Tuvieron que pasar algunos años, algunos de intensa lectura otros de inconfesable fiaca (flojera para los no iniciados), pero a final de cuentas me sirvieron de preparación para acceder a nuevas lecturas. Creo que El almuerzo desnudo me estuvo esperando en el librero en Ciudad Juárez, en el de Granada, de Matamoros y finalmente en el de Oaxaca para que pudiera acceder a él. Finalmente, algunos años después de andarlo mudando de libreros pude leerlo. Tardé un mes y medio en hacerlo pero valió la pena. La palabra que puedo usar perfectamente para describir tal obra es "alucinante", es como asistir a una sesión de flashazos. La crudeza con la que habla hace explorar nuevas formas estéticas. El esfuerzo por estirar el músculo de los convencionalismos de moral y estética es sumamente palpable cuando uno se sorprende a punto de dejar el libro a un lado cuando una situación o párrafo nos incomoda. El texto es extraordinario y definitivamente merece una segunda y hasta tercera lectura, pues en cierta forma me siento en deuda con el libro.

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