Quizás influido por Nietzche escribí que ese egoísmo es consecuencia del pensamiento judeocristiano, muere alguien y es necesario sentirnos tristes y culpables; ya sea por los desencuentros con esa persona, por lo que le dijimos y por lo que le dejamos de decir. No lo sé, igual y entendí mal las líneas de El Anticristo, no quiero confrontar al cristianismo, al menos hoy no traigo ganas.
Algunas ideas orientales hablan de la muerte como una transformación, no como un fin. Corbie Colbiat; el poeta viajero, protagonista que se escribe a sí mismo en Canciones desde el abismo, habla de la derrota del Quijote casi al final de la segunda parte del Ingenioso Hidalgo, muerte de don Quijote y regreso de Alonso Quijano, muerte de la justicia y vida de la ley, muerte de la imaginación y resurrección de la razón, en fin, transformación continua, tanto de Colbiat como de Alonso Quijano-El Quijote.
Soy heredero, como casi todos lo que me leen, de la tradición judeocristiana, no puedo evitar sentir pena y/o tristeza (culpa?). Quiero consolarme con la idea de la transformación, que el que muere ha cumplido con sus tareas pendientes en esta vida, que si regresa lo hará en un plano superior de conciencia. Para mí esto es una verdad.
No recuerdo quien los dijo, quien lo escribió o quien lo cantó: La muerte es lo único seguro. No lo creo. No creo en los absolutos. Corbie Colbiat tampoco. Descanse en paz el señor José Ángel.